Aldea Pingüino ________________________

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Esto sería más o menos lo que esta pasada noche me ha sucedido.
Me acosté asombrosamente temprano, para lo que es habitual en mí. Sobre las 12 de la noche.
Y es que creo que el estrés que llevo acumulando desde hace días, tenía que aparecer por algún lado y hoy ha asomado la cabeza en mis sueños.
Hace muchos post, escribí sobre algo inusual que me pasa de vez en cuando por las noches, es sobre un estado catatónico, por llamarlo de alguna manera, en el que me despierto con la sensación de no poder moverme, de no poder hablar y ni siquiera abrir los ojos.
Como aún no me entero de cómo cojones lincar ese post, aquí os dejo la fecha, por si queréis pasar a leerlo. 31 de enero.

Pues esta noche, la historia se ha repetido, pero con la diferencia que hoy he rizado el rizo y he soñado que soñaba que me estaba pasando otra vez lo mismo.(¿lo habéis entendido? yo no...).
La culpa de todo esto la ha tenido alguien en particular… un hijo de puta alado, que no ha parado de chuparnos la sangre a Peasho y a mí en toda la santísima noche.
Sobre las 2:30 de la madrugada he querido comenzar a moverme pero….
Soñaba que estaba sometida de nuevo en ese estado antes mencionado, soñaba que además estaba soñando que una vaca me perseguía, soñaba que quería despertar a Peasho y no era capaz de gesticular palabra y soñaba que Peasho dormía placidamente ajeno a mis pesadillas.
Pero no era un sueño… es que realmente me ha vuelto a suceder.
En mi pesadilla aparecía un ruido de aleteo punzante merodeando cerca de mis oídos, este aleteo se entremezclaba con un fuerte zumbido que venía de dentro… de mi cuerpo, vamos a imaginar que era la presión sanguínea (mejor eso que pensar en cosas raras).
Entre el zum zum y el shim shim… mi cabeza parecía un altavoz.
No se cuanto tiempo debo haber estado así, pero a mi me ha parecido una eternidad.
Hace años, cada vez que me pasaba esto, me ponía extremadamente nerviosa, pero como a todo se acostumbra el ser humano, ya no me afecta ni una cuarta parte que antes.
Ahora soy consciente que eso me pasa en épocas de nervios y estrés y no es más que mi mente se despierta unos pocos minutos antes que mi cuerpo.
Durante ese transcurso de tiempo, mi cuerpo no obedece las órdenes dadas por mi mente semidormida…y donde antes terminaba acojonada, ahora termino cabreada, por ser tan perra a la hora de despertar.
Pero es que cuando hoy, por fin he conseguido abrir los ojos, tenía los brazos y la cara llenos de picaduras de mosquito.
A los dos minutos de haberme despertado, mientras yo estaba en el baño embadurnándome de ungüento antimosquitos, hacia acto de presencia Peasho, picoteado al igual que yo por un cabroncete que esta noche se ha pegado un buen festín.
Hasta pasadas las 3 de la madrugada hemos estado de cacería en la habitación y asqueados de no conseguir cargarnos al culpable de nuestro desvelo, nos hemos acostado en el salón… en el sofá cama que al que lo prueba, engancha.
Por fin hemos descansado bien el resto de la noche, pero esta mañana al despertar, tenía una mala leche en el cuerpo que lo único que deseaba era que el hijo de puta del mosquito me picara por última vez en su vida… ya que al probar mi sangre envenenada de odio, iba a morir.
Pero no ha sido así… aún lo estoy buscando…
De todas formas, esta tarde, cuando salga de recoger a Gatchan del cole, voy a ir directa al super a por DDT o algo parecido y me voy a cargar a ese puto mosquito y a toda su familia.
Lo que en todo el verano no nos han picado los insectos, ahora, en pleno otoño lo están haciendo.
Mi pregunta es, ¿el mamonazo que nos ha hecho la noche imposible, será de los llamados mosquitos tigre?
No se si ya han llegado a las cercanías de Santako… pero esta noche creo que hemos despertado su atención y si les hemos gustado, vendrán a por más alimento.
Las habas que teníamos repartidas a lo largo de los brazos y cara, eran espectaculares, del tamaño de un garbanzo en mi caso…
Ya hace días que esto nos viene pasando y yo tenía entendido que para estas fechas de calendario, las moscas y los mosquitos ya estaban emigrando a otros paraderos más cálidos o simplemente hibernaban como los osos… o se iban a cagar a la vía y no tocaban más los cojones hasta el verano siguiente…joder!
¿Qué coño le está pasando al planeta?
Creo que la frase esa que cada año oímos… “no… si al final nos comeremos las uvas en la playa” algún día será cierto y no hará falta desplazarnos hasta otro continente para hacerlo realidad.

Oio!!

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